El desarrollo de las ciudades requiere de edificios que sean sostenibles, con un alto nivel de eficiencia energética. En el caso de grandes construcciones, este objetivo parece difícil de alcanzar, ya que son muchos los recursos que demandan para proporcionar el confort y las prestaciones que necesitan los usuarios.

Sin embargo, existen experiencias que muestran que contar con edificios sostenibles y energéticamente eficientes es posible gracias al “diseño pasivo de edificios”; un método arquitectónico basado en diseñar edificios pensando en sacar el máximo partido del sol, el viento o la orientación, entre otros elementos.

El Passive House Institute alemán informa de que actualmente se está construyendo el que será el edificio pasivo más alto del mundo. Situado en la Isla de Roosevelt (Estados Unidos), en el futuro campus de ciencias aplicadas de la Universidad de Cornell,  contará con unas 350 viviendas y podrá albergar a más de 500 personas entre estudiantes y trabajadores. De este modo, el edificio superará al que es hoy en día a la construcción pasiva más grande del mundo, el 20-story Raiffeisenhaus, un edificio de oficinas situado en Viena  terminado en 2012.

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¿Cuáles son sus ventajas?

En comparación con otras construcciones de dimensiones y características similares, este edificio de arquitectura pasiva:

¿Cómo se construirá?

Para lograr la eficiencia energética, se ha proyectado un edificio “impenetrable”; como si fuera un termo gigante, que permita mantener una temperatura de confort adecuada en el interior. Utilizará, entre otros elementos,  un sistema de ventilación que intercambia el aire interior y exterior. Para la fachada exterior se han utilizado paneles metálicos prefabricados y ventanas de triple acristalamiento.  Los muros tendrán un grosor de 38 cm y las ventanas se encajarán en ellos desde fábrica. “La razón de elegir un sistema de paneles es tanto para acelerar la construcción como para reducir el número de juntas”, explican los responsables del proyecto.

Además, utilizará energías renovables para cubrir su demanda energética anual o, incluso, generar  un excedente de energía. El edificio empleará paneles solares y también un sistema geotérmico que permita aprovechar el calor de la tierra y reducir la dependencia del gas natural.

La torre será certificada por el Passive House Institute cuando esté terminada, asumiendo que cumpla todos los estándares. Y una vez que eso ocurra, Iake Middelton, arquitecto responsable del diseño, espera que “seamos capaces de encontrar la forma de transmitirlo a otros desarrolladores e instituciones que es un modelo viable y económico de construir”.