¿Toca renovar la sala de calderas de tu edificio? Quizá estés valorando instalar calefacción de biomasa. Si te preocupa saber si se trata de un sistema eficiente y sostenible ¡sigue leyendo!

Balance CO2 neutro

Actualmente, instalar calefacción de biomasa  se considera sostenible porque produce un “balance neutro en la emisión de dióxido de carbono”.

La razón es sencilla: en España, por ejemplo, los tipos de biomasa que se utilizan más frecuentemente son la astilla, el pellet y el hueso de aceituna. Todos ellos son de origen vegetal.

Y, aunque durante la combustión de esta materia se produce dióxido de carbono, estas emisiones se consideran neutrales  porque se ‘compensan’ con el CO2 absorbido por esta biomasa durante su ciclo de vida vegetal.

Además, a partir de cierto nivel de potencia, las calderas de biomasa deben incorporar un ciclón de humos que garantice el mínimo de emisiones al medio ambiente. Esta tecnología  hace posible que puedan utilizarse en núcleos urbanos.

 

Promueve el empleo local y evita la deslocalización

La biomasa también produce beneficios económicos: el combustible es barato y permite generar empleo en áreas rurales, de donde se extrae la biomasa.

Si la biomasa se importara de lugares lejanos, las emisiones  de gases contaminantes derivadas de ese transporte a larga distancia harían que el balance de CO2 dejase de ser neutro.

Otro aspecto positivos de instalar calefacción de biomasa es que, extraer el combustible contribuye al cuidado y mantenimiento los ecosistemas naturales e, incluso, a limpiar ciertas zonas boscosas, podrían prevenirse incendios.

Así lo muestra un estudio publicado por un investigador del Centro Tecnológico Forestal de Catalunya en la revista Ecosystems, según el cual, potencialmente se podría reducir hasta un 60% la superficie quemada en ecosistema mediterráneo, especialmente si la extracción de biomasa se ubica de manera estratégica en áreas de alto riesgo de incendio.

 

Es una tecnología rentable, que se puede aplicar en varios sectores

Además de en el sector residencial, también es posible instalar calderas de biomasa en el sector terciario e industrial.

En las fábricas que están ubicadas a las afueras de las grandes ciudades, por ejemplo, existe un gran potencial para instalar grandes silos de gran capacidad para albergar astilla, que es la biomasa más barata. De este modo, es posible transportarla y suministrarla en camiones de gran volumen, consiguiendo una buena relación “energía producida-precio”, con lo que se reduce el plazo de amortización de una instalación de calderas de biomasa.

 

Instalar calefacción de biomasa en entornos rurales o pequeños núcleos urbanos

La biomasa puede ser realmente beneficiosa en entornos rurales, y en ciudades de tamaño pequeño o mediano.

Sin embargo, las autoridades municipales, especialmente en núcleos urbanos superpoblados, deben valorar cómo podría afectar la quema masiva de biomasa en lugares donde ya existe un grave problema de contaminación.

Un buen ejemplo de ello es Coyhaique (Chile), la ciudad más contaminada de América Latina, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta ciudad de 63.000 habitantes tiene los niveles más altos de partículas finas de suspensión en el aire y supera a otras ciudades latinoamericanas de mayor tamaño como Ciudad de México, Sao Paulo, Bogotá o Caracas debido a que en Coyahique utilizan masivamente leña como combustible de calefacción.

 

Biomasa VS  Carbón

En aquellos casos en los que las comunidades de propietarios utilizaban calderas de carbón es frecuente que den el salto a la caldera de biomasa.

Entre otras razones, porque hay características en ambos tipos de instalaciones que son similares (ambas utilizan combustibles sólidos) y porque, además, la biomasa es un combustible barato y sostenible.

Si quieres más información sobre un caso real de una comunidad de propietarios que instaló calefacción de biomasa, te recomendamos que leas este artículo: Remica realiza la mayor instalación de biomasa para un edificio residencial de Albacete.