En sistemas de climatización, un sistema de control y regulación que funcione adecuadamente es fundamental para lograr los objetivos de eficiencia energética que nos hayamos fijado.

Por ello, es importante que la instalación disponga de una “memoria de control”: un documento que debe recoger cuál es la función de la instalación, cuál es el protocolo de funcionamiento y cómo quiere hacer para que funcione adecuadamente.

Sin memoria de control, lo que acaba sucediendo en la práctica es que en un gran porcentaje de instalaciones y sistemas de climatización el control esté fuera de servicio o que tenga un funcionamiento anómalo. Muchos servicios técnicos, bien porque se trata de una instalación complicada, bien porque no tienen preparación suficiente o desconocen cómo funciona, deciden dejar el sistema de control fuera de servicio y actuar de forma manual. Una situación que es contraria al funcionamiento eficiente de la instalación.

Sin la información que proporciona la memoria de control es muy difícil poder prever cambios en los equipos y/o en la programación del sistema, para subsanar carencias en el conjunto. También es complicado disponer de las modificaciones necesarias para adecuar este control sobre equipos y que, de esta forma, cumpla con las necesidades reales necesarias para obtener un rendimiento óptimo de la instalación. Incluso, carecer de esta información puede generar un funcionamiento anómalo, lo que iría en perjuicio del usuario y de la eficiencia energética de los sistemas de climatización.

Otro aspecto importante a destacar es que la regulación y control de una instalación de climatización ha de contemplar las posibles variaciones en el uso del edificio, así como las modificaciones arquitectónicas del mismo ya que estas afectan de manera muy significativa al funcionamiento previsto e incluso a las necesidades a cubrir por la misma. También es necesario que contemple las posibles variaciones de horarios y programaciones de funcionamiento de sistemas y subsistemas.