astilla biomasaSi tu comunidad de vecinos está pensando en cambiar su instalación térmica, puede que la biomasa sea una buena alternativa para vosotros. Pese a que todavía queda un largo camino por recorrer,  la biomasa está comenzando a penetrar con fuerza en el mercado español. Según el Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa (ONCB), en 2013 había en España 80.000 instalaciones en funcionamiento con una potencia acumulada de 5.000 MW térmicos.

A la hora de decantarse por este tipo combustibles tenemos varias alternativas como el pellet, el hueso de aceituna, o la astilla. Hoy nos centraremos en profundizar en este último.

La astilla es madera triturada sin ningún tipo de aditivo. Ésta suele provenir generalmente de los restos de bosques o árboles que no sirven para la industria del mueble. Tiene una menor densidad energética en comparación con el pellet, por lo que para utilizar este combustible se necesita un espacio de almacenamiento mayor y un punto de suministro a menos de 100 km.

La astilla puede ser muy heterogénea, con una humedad que puede variar entre el 8 y el 40%. Debemos tener en cuenta que cuanto más húmedo sea el material, más combustible nos hará falta.

Para rentabilizar el uso de astilla, la instalación debe contar con silos bastante grandes, con una capacidad mínima de 120 ó 150 metros cúbicos. Estos silos suelen estar construidos de forma subterránea, por debajo de la cota cero. En ellos debe poder descargarse la astilla por gravedad. Para demandas menores a 2.000.000 kWh y contando con un proveedor fiable de astilla seleccionada y cribada, puede usarse descarga con camión neumático.

Como ventajas, la astilla es la biomasa más económica, su precio es muy competitivo en demandas de más 1.500.000 kWh/año.  Además con ésta se contribuye a mantener limpios los bosques, lo que permite que se reduzca el riesgo de incendios.

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