Las calderas de condensación se consideran calderas energéticamente más eficientes que otras. La clave de su eficiencia está en que son capaces de extraer parte del calor que se pierde en los humos mediante la tecnología de condensación.

De ese modo se pueden conseguir ahorros de hasta el 30% en el consumo de energía y también menores emisiones de gases contaminantes.

 

 

 

¿Cuándo usar una caldera de gas?

Los mejores resultados de calderas de condensación se obtienen en aquellas que utilizan el gas natural como combustible.

Dentro de los combustibles fósiles el gas natural es el que presenta un rendimiento más alto, es más económico en comparación con el gasóleo.

La combinación de gas natural y caldera de condensación alcanza un mayor rendimiento y menor consumo (20-25%) con respecto a otro tipo de combustibles y tecnologías.

 

¿Dónde usar una caldera de condensación?

Las calderas de condensación son aptas para cualquier tipo de instalación. Y existen modelos tanto para instalaciones de calderas individuales (las que tiene cada usuario en su vivienda) como en instalaciones de calefacción centralizada (donde una única caldera ofrece servicio de calefacción a varias viviendas).

Frente a otro tipo de tecnologías, las calderas de condensación:

Conscientes de la necesidad de mejorar la eficiencia energética del sector residencial, desde las instituciones impulsan diversas campañas de estímulo para promover la instalación de calderas de condensación.

 

Este 2016 en la Comunidad de Madrid:

 

Tipos de calderas de condensación en instalaciones térmicas centralizadas

Las instalaciones térmicas centralizadas, aquellas en las que una sala de calderas ofrece servicio de calefacción a varias viviendas, es conveniente apostar por las calderas de condensación a fin de incrementar la eficiencia energética del conjunto de la instalación.

El tipo de caldera de condensación depende de cómo sea la instalación. Así, por ejemplo, en salas de calderas de difícil acceso, o en las que el espacio es reducido, muchas veces se suele optar por calderas murales. Este tipo de calderas de condensación se instalan colgados en la pared de la sala de calderas. Tienen una limitación de potencia por equipo aproximada de hasta 150kW, por lo que para conseguir una mayor potencia se suelen conectar varios equipos en cascada.

Otra circunstancia que se puede producir al sustituir una vieja caldera comunitaria por una nueva caldera de condensación es que, el espacio en el que se ubicaba, ya no cumple la normativa. En estos casos, en los que es necesario optar por una nueva ubicación de la sala de calderas, se opta por equipos autónomos de generación de calor. Estos equipos se ubican en el exterior de los edificios, o bien en las cubiertas de los mismos. Como si se trataran de sala de calderas “móviles” contienen tanto la caldera como el resto de elementos necesarios para producir calor.

En aquellos casos en el que en la sala de calderas exista espacio suficiente para colocar una nueva caldera, se suele optar por calderas de pie. Este tipo de calderas de condensación se instalan sobre el suelo de la sala de calderas (normalmente sobre una bancada antivibratoria). Pueden alcanzar potencias de hasta 1.600 kW  con un único equipo lo que reduce el número de unidades a mantener y presentan una menor superficie expuesta a pérdidas de calor.