El mantenimiento de calderas es un aspecto fundamental a tener en cuenta  para lograr un buen confort  y evitar averías y malos funcionamientos. Pero, ¿este mantenimiento detecta si se está produciendo un consumo excesivo de la energía?

Razón 1: El mantenimiento de calderas para evitar el derroche energético

Lo cierto es que los agentes habituales que gestionan el edificio no cuentan con los medios ni los conocimientos técnicos para realizar el control de las actuaciones necesarias, que aseguren la eficiencia energética de las instalaciones. De hecho, a pesar de que la instalación funcione de manera muy poco eficiente, mientras se mantenga el servicio, los usuarios pueden no detectar a qué se debe el aumento de la factura energética.

La empresa de mantenimiento de calderas podría darse cuenta al realizar las revisiones habituales que marca la normativa vigente. No obstante, eso no impediría que se estuviera consumiendo energía primaria de forma ineficiente.

Esa es la primera razón por la que conviene contratar el mantenimiento de calderas, así como de la instalación térmica en general, con una empresa de servicios energéticos (ESE) ya que, además de que el funcionamiento de los equipos sea el correcto, ofrecen servicios de rehabilitación y gestión energética para evitar que los derroches energéticos se produzcan.

 

Razón 2: Las ESEs se implican con el ahorro energético

Según las definiciones oficiales, las ESEs son empresas que “proporcionan servicios energéticos o de mejora de eficiencia energética en las instalaciones locales o de un usuario y afrontan cierto grado de riesgo económico al hacerlo. El pago de estos servicios prestados se basará, en parte o totalmente, en la obtención de mejoras de eficiencia energética y en el cumplimiento de los demás requisitos de rendimiento convenidos”.

Estos ahorros se conseguirán a través del desarrollo de mejoras de la eficiencia energética de las instalaciones o mediante la utilización de fuentes de energía renovables.  Es decir, que frente al mantenimiento de calderas tradicional, que se ocupa únicamente de que el equipo funcione, las ESEs se comprometen que, además de funcionar, las calderas trabajarán de manera óptima, realizando una gestión energética adecuada, para ofrecer todos los requisitos que necesitan los usuarios optimizando el consumo de energía.

El cliente tiene una garantía extra con las ESEs, ya que asumen un cierto riesgo económico sobre la obtención o no de los objetivos de ahorro y confort comprometidos.

 

Razón 3: Las ESEs pueden actuar en tiempo real

Los propietarios de algunas instalaciones térmicas optan por incorporar un servicio de telegestión, gracias al cual la ESE puede monitorizar en tiempo real las instalaciones las 24 horas del día.

Así, por ejemplo, en caso de avería o fallo en la caldera, se trasmite una alerta de manera automática. De esta forma, cualquier incidencia relacionada con la seguridad podrá ser corregida de manera ágil.

Además, gracias a la telegestión las ESEs pueden optimizar el funcionamiento de los sistemas sin necesidad de sobredimiensionar equipos y procesos. De ese modo, el mantenimiento de las calderas y del resto de las instalaciones térmicas avanza hacia un concepto predictivo, en el que las actuaciones preventivas y correctivas se adecúan a las necesidades reales de cada caso concreto y no mediante protocolos estándar o ante una avería ya producida. Ofrecen así mejores resultados de servicio con menores costes de operación.

 

Razón 4: Su gestión beneficia a la sociedad y el medio ambiente

Dado el coste actual de la energía y el grado de deterioro del medio ambiente, además de confortable, un edificio debe ser energéticamente eficiente.

El mantenimiento de calderas y de las instalaciones térmicas en general es un factor fundamental a tener en cuenta para no incurrir en un consumo excesivo de energía.

La eficiencia energética no es importante únicamente para disminuir el importe de la factura energética, sino que también lo es desde el punto de vista ambiental. El empleo de combustibles fósiles que proporcionan la energía que necesitan las instalaciones térmicas genera emisiones de gases contaminantes causantes del efecto invernadero.

Pero, además, tiene otro efecto importante: contribuye a disminuir el consumo energético en un país como España, con una de las mayores tasas de dependencia energética de la Unión Europea.

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