Domotizar el sistema de calefacción del hogar, para poder programar su funcionamiento desde el teléfono móvil, ya no es ciencia ficción, sino una realidad.

La tecnología domótica ha evolucionado mucho en los últimos años. Tanto, que hoy en día, es posible adaptar estos sistemas inteligentes de calefacción prácticamente a cualquier tipo de viviendas (unifamiliares, comunitarias…).

Más accesibles y fáciles de usar

Los dispositivos que permiten domotizar la calefacción son más asequibles que en el pasado. Además, existe más variedad de producto que, gracias a la evolución tecnológica son más intuitivos y fáciles de utilizar, por lo que son perfectamente manejables por cualquier usuario.

 

Retorno de la inversión al domotizar la calefacción

Aunque es cierto que, es necesario realizar una inversión inicial para domotizar la calefacción, este gasto se suele amortizar con los ahorros energéticos que se pueden lograr.

Con un sistema de calefacción domotizada un usuario puede, por ejemplo, programar el sistema de calefacción para que se  apague mientras las personas está en el trabajo y que se encienda minutos antes de que llegue a la vivienda. De ese modo, al terminar su jornada laboral, el usuario se encontrará con que su casa se encuentra a una temperatura de confort óptima. El usuario también puede dividir la vivienda en zonas, para programar de manera diferenciada la temperatura de cada una de ellas, a fin de obtener un confort térmico adaptado a las necesidades específicas de cada estancia.

 

Prevenir averías

Gracias a estos sistemas domóticos de calefacción se pueden programar alarmas para detectar si se producen averías o malos funcionamientos, y determinar que se corte el suministro de calefacción de manera automática, en caso de ser necesario.

 

Más control del consumo energético

Mediante la monitorización de consumos energéticos el usuario puede controlar en qué horarios y en qué lugares consume más energía. De esa manera puede adaptar sus hábitos de consumo y modificar aquellos que estuvieran generando un derroche energético.

 

Evolución de la tecnología domótica

La primera tecnología domótica data de la década de los setenta. “En 1975 se desarrolló el primer protocolo X10 para la domotización del hogar, que utilizaba el cableado eléctrico para transmitir información”, explica Jose Luis Cabezas, VP Home & Distribution Spain en Schneider Electric en la publicación Smarth Lighting.

Aunque en los años noventa comenzaron a automatizarse distintos sistemas, como por ejemplo los termostatos, no fue hasta la irrupción de internet y de las redes wifi que la domótica vivió un impulso definitivo.

A partir de la década de los dos mil, los sistemas (riego, detectores de humo…) comenzaron a “comunicarse” entre ellos. “Diez años más tarde, la alta penetración de los smartphones en el mercado de consumo marcaba un antes y un después en la gestión de la domótica”, recuerda Jose Luis Cabezas.

Entre las últimas evoluciones que marcan la domotización de los hogares, destaca el control por voz, que permite controlar los hogares a través de lo que decimos.

 

En Remica, te asesoramos

Aplicar la domótica a la climatización y calefacción de hogares y centros de trabajo, no solo es posible, sino también es rentable. Con un sistema bien diseñado, se puede adaptar el funcionamiento de los sistemas a las necesidades térmicas reales de las personas, así como modificar su funcionamiento fácilmente, en función de las circunstancias.

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