En instalaciones de calefacción central, los radiadores son el elemento más utilizado para calentar los hogares. El lugar en el que se ubican, la forma en que se utilizan o el mantenimiento que se realiza en ellos son factores indispensables a tener en cuenta para lograr que funcionen de manera óptima.

Elegir bien la potencia  y ubicación de los radiadores

La Guía práctica sobre instalaciones centralizadas de calefacción central y agua caliente sanitaria en edificios de viviendas, editada por el IDAE, señala que a la hora de instalar un radiador debe tenerse en cuenta que este tenga la potencia adecuada en función de la zona que va a calefactar.

“La potencia del radiador es independiente del tipo y del material del que está hecho, es decir, que se pueden conseguir las mismas potencias con radiadores de distinto tamaño en función del material del que están fabricados y de su configuración física”, explican.

Además de la potencia adecuada, los radiadores deben ubicarse en un lugar apropiado para que puedan desempeñar su cometido de manera óptima.

No obstante, lo mejor es consultar a un experto en instalaciones y eficiencia energética, que recomiende la solución que mejor se adapte a cada caso concreto

Lo ideal es ubicar los radiadores en la pared más fría de cada habitación (pared exterior), debajo de la ventana. De ese modo se reduce el llamado efecto “pared fría”, que es esa sensación de frío que se experimenta cerca de las ventanas.En algunos casos es recomendable utilizar además un material aislante en la pared para minimizar las pérdidas de calor.

radiadores calefacción

 

Nunca tapar ni pintar los radiadores

Para que los radiadores funcionen de manera adecuada deben quedar libres de obstáculos. Por ello, lo mejor es no utilizar cubre radiadores para taparlos. Ni tampoco obstaculizar el calor que emiten colocando delante de ellos muebles o cortinas pesadas.

Tampoco es aconsejable pintar los radiadores ya que, a más capas de pintura, más se dificulta la transmisión de calor.

 

Limpieza y mantenimiento de manera periódica

Para limpiar los radiadores y mantenerlos libre de polvo, se recomienda utilizar un paño suave y deslizarlo por la superficie.

Durante la rutina de limpieza es un buen momento para examinar los radiadores y comprobar si estos tienen humedad o manchas de óxido; señales de que podrían estar dañados. De detectar algún problema, conviene ponerse en contacto con un profesional para prevenir un mayor deterioro.

 

Purgar antes del encendido de calefacción

Durante los meses en los que los radiadores han permanecido inactivos es frecuente que se hayan realizado obras u otras actuaciones en la instalación de calefacción. Tras estas actuaciones, cuando se realiza un nuevo llenado de agua en la instalación, se crean bolsas de aire que van a parar a los radiadores. Un aire que es necesario expulsar a través de un purgado.

Para realizar el purgado de los radiadores, basta con girar la válvula de purgado y esperar a que salga agua, momento que indica que el aire ha sido expulsado del todo.  Un buen truco para no ensuciar es situar una botella de plástico bajo la válvula para que el agua caiga dentro de ella. Si a la botella se le realiza un agujero de unos 10 mm de diámetro en la parte alta, cerca del cuello de la misma, se puede manipular la válvula con un destornillador mientras todo el líquido queda dentro del recipiente.

Que los radiadores hagan ruido no debe tomarse como algo normal. Una de las razones de que se produzcan ruidos es que haya una burbuja de aire atrapada en el interior del radiador y sea necesario realizar un nuevo purgado.

Si, a pesar de realizar un nuevo purgado, los ruidos persisten, conviene avisar a un especialista que realice una revisión y determine qué los causa.

 

Consultar con un experto

Según la Guía del IDAE, todos los radiadores han de estar instalados de manera que se puedan aislar sin interrumpir el servicio en el resto de la instalación (para ello dispondrán de válvulas de reglaje, detentores, etc.), y han de contar asimismo con un purgador que evite la acumulación de aire y los problemas que ello comporta. “Como estos requisitos son obligatorios desde 1981, puede haber edificios construidos anteriormente cuyos radiadores carezcan de dichos elementos”, explican.

Lo mejor es consultar con un experto en instalaciones térmicas que asesore y aconseje sobre cuáles son las mejores opciones en función de cada caso concreto.

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