Las redes urbanas de calor y frío centralizadas (DHC, por sus siglas en inglés) consisten en producir servicio de climatización (calor y frío) en una central para distribuirlo a varios edificios o incluso a una ciudad entera.
A grandes rasgos, estas son las claves del funcionamiento de estas redes de calor y frío urbanas:
- Disponen de una central de generación de la energía térmica (frío/calor) y un circuito de tuberías aisladas.
- A través del circuito de tuberías se transfiere un fluido que puede ser de varios tipos (vapor, agua caliente, agua sobrecalentada o agua fría) a las unidades de consumo.
- Una vez en las unidades de consumo de cada usuario, se disipa el calor enfriándose, o calentándose en el caso de suministro de frío.
- El circuito suele ser cerrado, por lo que se requiere una tubería para transportar el fluido a los puntos consumidores y otra para retornarlo, ya sin carga térmica, desde los puntos consumidores hasta las centrales de generación, para volverá a elevar su nivel de energía térmica (frío o calor).
La legislación europea (directivas 200/27/CE y 2010/31/CE) establece que tanto al planificar como renovar zonas industriales o residenciales se recomienda tener en cuenta la viabilidad de las “instalaciones de calefacción y /o refrigeración urbana o central, en particular si se basan total o parcialmente en energía procedente de fuentes renovables”.
La realidad es que en España existen actualmente pocas instalaciones de estas características y solo algunas incorporan energías renovables y ninguna energía solar.
Según el censo de redes de calor y frío llevado a cabo por la Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (ADHAC), a fecha de septiembre de 2012 había en España 202 sistemas distribuidos. Por comunidades autónomas es Cataluña la que tiene más instalaciones de este tipo y por fuentes de energía, la cogeneración, el gas natural y la biomasa son las que predominan.
Una situación que, a juicio de los autores del informe Análisis de potencial y oportunidades de integración de energía solar térmica en redes de calor. Las grandes redes de Barcelona publicado por el IDAE, debería cambiar. “España es uno de los países de la UE con mayores recursos solares. Sin embargo, no destaca en la aplicación de sistemas solares térmicos en la producción de calor para redes de calefacción”, explican.
Afirman que la energía solar térmica debe ser una alternativa a considerar, dado “el potencial de irradiación en el territorio nacional”. Y recuerdan que de ese modo se llegaría a cumplir las exigencias reflejadas tanto por el Código Técnico de la Edificación como en varias normativas municipales.
Más información sobre este estudio en la web Idae.es