La caldera es un elemento fundamental de una instalación de calefacción. Cuando una comunidad de propietarios  dispone de calderas comunitarias que además son eficientes energéticamente, los vecinos se benefician de ciertas ventajas que no obtendrían si tuvieran calderas individuales.

 

Con las calderas comunitarias se optimiza la producción del calor

Una única fuente (la sala de calderas comunitarias) proporciona calor a varias viviendas, por lo que no es necesario tener una fuente productora de calor (caldera individual) para cada una de ellas. Este gasto de energía además, se ve reducido cuando la instalación está controlada por una Empresa de Servicios Energéticos (ESE), que optimiza su producción y minimiza las pérdidas.

 

Se comparten los gastos

El gasto en combustible, el  mantenimiento, la limpieza, etc. compensa en las calderas comunitarias frente a calderas individuales, pues se divide entre varios.

A la hora de abastecer las calderas comunitarias la ventaja es especialmente provechosa pues la demanda de una mayor cantidad de combustible permite obtener mejores  precios y ofertas.

 

Más espacio en las viviendas gracias a las calderas comunitarias

Otra ventaja relacionada con lo anterior es que no hace falta que cada vecino disponga de un espacio propio para la caldera, ya que esta se encuentra situada en una zona común.

Según la Guía para reducir el gasto en calefacción central manteniendo el confort, editada por la Comunidad de Madrid, en función de su configuración, las calderas comunitarias pueden ser de diversos tipos:

 

Calderas comunitarias + individualización: el tándem perfecto

Contar con una caldera comunitaria energéticamente eficiente es un paso importante para mejorar el rendimiento de la instalación. Pero si esta medida se complementa además con la contabilización de consumos individuales y globales, para determinar cuál es el nivel de gasto energético realizado por cada vivienda, las ventajas se multiplican.

Y es que contabilizar cómo se reparte el consumo en la instalación permite determinar qué viviendas consumen más energía y, de ese modo, poner fin a las ineficiencias y al derroche energético.

Para saber qué sistema de consumo individualizado implantar, en primer lugar se debe conocer el sistema de red de distribución de la calefacción existente en el edificio:

 

¿Cómo funcionan los repartidores de costes?

Los repartidores de costes se colocan en cada uno de los radiadores. Están formados por una carcasa, un dispositivo de cálculo, una pantalla, una fuente de alimentación y sensores, que miden el consumo de calefacción.

Para ello tienen en cuenta el número de módulos por los que está formado el radiador y la diferencia entre su temperatura y la temperatura ambiente.

 

¿Cómo funcionan las válvulas termostáticas?

Es la que regula el caudal de agua que entra en cada uno de los radiadores y con ello la temperatura de las habitaciones. Puede incluir cabezales manuales (que permiten abrir o cerrar el radiador manualmente) o cabezales termostáticos, que funcionan de manera automática y que pueden ser de tres tipos:

y la temperatura en cada habitación. El ajuste y la programación se realiza mediante un teclado sobre el propio cabezal, llevan incorporada una pantalla de cristal líquido. Los que permitenuna actuación a distancia pueden programarse a través de un cronotermostato centralizado que habitualmente se ubica en el salón y también pueden controlarse vía internet mediante un smartphone o tablet.

 

Consejos para comunidades que necesitan renovar su sistema de calefacción

La complejidad de las instalaciones de calefacción central hace necesario confiar en profesionales solventes, de experiencia contrastada, capaces de analizar y sugerir las soluciones tanto técnicas como energéticas que mejor se adaptan a cada instalación.

Confía en una empresa de servicios energéticos (ESE) para diseñar el mejor plan personalizado, en función del estado de la instalación.

En Remica Servicios Energéticos contamos con más de tres décadas de experiencia en el sector. Puedes contactar con nosotros a través del teléfono 91 396 03 00 o bien,  escribirnos un email a remica@remica.es