Una auditoría energética estudia el comportamiento de los equipos y sistemas de la oficina con el objetivo de comprobar si su funcionamiento es energéticamente eficiente. En caso de no serlo propone una serie de actuaciones necesarias para corregir esa situación.
En la actualidad, muchas compañías todavía no son conscientes de que su consumo energético es excesivo y que, mejorando la eficiencia energética de sus instalaciones, pueden lograr grandes beneficios, entre ellos, mejorar su competitividad.
Según la “Guía de Ahorro y Eficiencia Energética en Oficinas y Despachos”, aplicando mejoras en la eficiencia energética de la oficina se pueden lograr ahorros energéticos permanentes de entre el 10 y el 15 por ciento y disminuir así su factura energética. Estas mejoras pueden ser de tres tipos:
- Realizar correcciones en el funcionamiento de los equipos.
- Sustituir equipos poco eficientes por otros de gran eficiencia energética.
- Trazar estrategias de uso y control para sacar un mayor partido de los equipos sin hacer un consumo energético excesivo.
1. En muchos casos no es necesario realizar grandes gastos
A veces la auditoría energética deja al descubierto situaciones contradictorias cuya corrección puede suponer un ahorro energético considerable. Por ejemplo, en verano algunos sistemas de climatización en oficinas se ponen a una temperatura excesivamente baja, lo que provoca que se abran las ventanas para dejar entrar algo de calor.
Una auditoría energética es capaz de detectar este tipo de fenómenos, sugerir medidas adecuadas para corregirlos y, de ese modo, evitar gastos innecesarios.
2. Se recupera la inversión
El coste de la auditoría y de aplicar las medidas correctoras se recupera gracias al ahorro energético que suponen y que hacen disminuir la factura energética a pagar. Las previsiones apuntan a que el precio de la energía seguirá incrementándose a lo largo de los años, por lo que el ahorro conseguido aumentará en términos relativos a medida que pase el tiempo.
3. La auditoría se adapta a las necesidades particulares de cada caso
Existen auditorías de carácter general, que analizan la totalidad de las instalaciones. Sin embargo, de manera excepcional puede haber determinados equipos y sistemas que por sí mismos contribuyan a reducir el consumo total de energía. En estos casos es posible realizar auditorías específicas.
4. Ofrece una buena imagen de la empresa
Las empresas respetuosas con el medio ambiente obtienen un alto grado de aceptación y reconocimiento al percibirse como empresas “socialmente responsables”. El ahorro energético puede (y debe) formar parte del manual de Responsabilidad Social Corporativa de la compañía.
5. Mejoran los procesos internos de la compañía
Para que la auditoría energética tenga el efecto deseado es fundamental implicar a las personas que trabajan en la compañía. Previamente a la auditoría, es necesario explicar la razón de realizarla y qué objetivos se pretenden alcanzar.
También es necesario concienciar que la auditoría es solo el primer paso y que lo que se quiere alcanzar es un sistema diferente para gestionar los recursos energéticos de la oficina. Paso a paso, se deben ir creando unos hábitos de consumo racionales y mejorando los procesos internos de la empresa respecto del consumo energético que se realiza.