En los edificios de viviendas que cuentan con un sistema de calefacción central de carbón, la temperatura interior de las viviendas puede llegar a ser de hasta 30 grados en pleno invierno.
Esto no sucede porque las instalaciones sean mejores que las que utilizan otro tipo de combustible, sino porque se trata de instalaciones muy antiguas (algunas tienen 100 años), en las que no es posible realizar una regulación adecuada del sistema.
Estos son algunos de los principales inconvenientes de las instalaciones de calefacción central de carbón.
No pueden funcionar de manera automática
Dado que las calderas centrales de carbón no pueden funcionar de modo automático, por lo que es necesario que haya siempre una persona encargada de gestionar la caldera y de introducir en ella el combustible necesario para su funcionamiento.
No es posible instalar un sistema de regulación
Mientras en las salas de calderas modernas es posible regular la temperatura de las viviendas de manera automática, en función de los cambios de temperatura exteriores, en las instalaciones de carbón esto no es posible.
En una calefacción central de carbón la única forma de hacer una especie de regulación es que la persona encargada de la instalación permita o limite la entrada de aire. A más entrada de aire, el carbón se consume más rápidamente y proporciona más calor. A menos aire, el carbón se consume más lentamente y, finalmente, se apaga.
En todo momento el proceso es manual y no puede controlarse la temperatura que se ofrece a las viviendas con la precisión de las instalaciones de calefacción modernas.
En la práctica, esta falta de regulación supone un desperdicio energético ya que hay usuarios que, incluso, llegan a abrir las ventanas porque hace un calor excesivo en sus viviendas ya que no disponen de elementos que les permitan regular su temperatura de calefacción.
Requiere de un espacio de almacenamiento
En las instalaciones de carbón es necesario contar con un espacio para almacenar el carbón.
Además, la persona encargada de la instalación debe estar pendiente del nivel de combustible que queda y hacer los cálculos adecuados para tener siempre suficiente para pedir más y evitar que se agote, especialmente cuando más combustible se consume.
Falta de seguridad
Al tratarse de instalaciones antiguas, la seguridad es prácticamente nula, comparada con otros sistemas y exigencias actuales de las salas de calderas.
¿Cuál es la normativa actual de las instalaciones de carbón?
- El Ayuntamiento de Madrid, en la medida número 23 del Plan A de Calidad de Aire y Cambio Climático, contempla fomentar los sistemas de climatización eficiente de bajas emisiones. Uno de los principales objetivos de esta medida es eliminar el uso de carbón para el año 2020.
- Por su parte, la Comunidad de Madrid obliga a que las instalaciones térmicas con una potencia útil nominal superior a 70 kW realicen inspecciones periódicas de eficiencia energética. En el caso de las instalaciones de carbón, el resultado nunca es aceptable debido al bajo rendimiento de los generadores que utilizan este combustible.
- El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) prohíbe la utilización de combustibles sólidos de origen fósil, como el carbón, en instalaciones térmicas de edificios. Por ello, si tuvieran que rehabilitar la sala de calderas, su comunidad estaría obligada a cambiar de combustible.
Son contaminantes
La combustión de carbón provoca la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, la combustión de carbón en el sector residencial es una fuente de emisiones de dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOX).
Estas emisiones son más numerosas que las que produce la combustión de otro tipo de combustibles sólidos, como la madera o la biomasa.
Se calcula, que a nivel global, la combustión de carbón en el sector residencial es la responsable del 4% de emisiones de SO2 y del 1% de emisiones de NOX.
¿Qué ventajas tiene sustituir las calderas centrales de carbón?
Aquellas comunidades que deciden cambiar su caldera de calefacción central de carbón por una instalación más moderna, adaptada a las normativas actuales, disfrutan de muchas ventajas, entre ellas:
- Se cambia el carbón por una tecnología más avanzada, en la que es posible automatizar procesos e, incluso, controlar de manera remota las instalaciones.
- En consecuencia, se puede optimizar el consumo energético a las necesidades reales de calefacción de las viviendas. Eso supone una mejora del confort, ahorro energético y menos emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
- Además, las nuevas instalaciones cumplen con las nuevas normativas ambientales y de seguridad. En la Comunidad de Madrid, esto supone que la instalación podría cumplir con los requisitos de las Inspecciones de Eficiencia energética obligatorias de los edificios que cuenten con una potencia útil nominal superior a 70 kW. Inspecciones que actualmente no superan las instalaciones de carbón.
¿A qué combustible cambiar?
Aunque la biomasa se suele valorar como un sistema de calefacción que puede sustituir al carbón, desde el Departamento Técnico de Remica Servicios Energéticos explican que, aunque puede resultar una solución idónea para viviendas individuales de localidades pequeñas o entornos rurales, en grandes urbes lo más recomendable es optar por sustituir la vieja caldera de carbón por una caldera de condensación a gas natural.
El gasóleo tampoco es la opción más adecuada. Además de ser un combustible con menos rendimiento que el gas natural, el gasóleo también precisa de un espacio importante de almacenamiento y que los tanques de la instalación también tienen que pasar revisiones periódicas. Con el gas, que va a tuberías, esto no sucede.
Las instalaciones de gas son las que más rendimiento y prestaciones ofrecen:
- Se garantiza la continuidad del suministro. El gas llega a la caldera mediante tuberías, a diferencia de lo que sucede con el carbón o la biomasa, que precisan transportar y almacenar el combustible en la propia instalación.
- Es el combustible que mejor rendimiento da. Gracias a la tecnología de condensación, las calderas proporcionan el máximo confort con un mínimo consumo energético.
¿Vuestra comunidad tiene instalaciones de carbón o muy antiguas y os interesa conocer cómo podéis optimizarlas?
Los consultores energéticos de Remica están a vuestra disposición para realizar un diagnóstico personalizado y ofrecer la solución que mejor se adapte a cada caso.
Contacta con nosotros a través de este formulario o en el teléfono 91 396 03 0
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